«El Estado haría un pésimo negocio si no frena el proceso que se está dando con los tambos»

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El Senador Manini Ríos se reunió en la tarde de ayer con el presidente de la ANPL, Asociación Nacional de Productores de Leche, Walter Frisch.

Esta reunión fue convocada por Manini como parte de la agenda de entrevistas que tiene con los sectores más afectados por la situación que se está viviendo, en este caso con el sector lechero.

En la reunión Frisch comentó las dificultades que acarrea el sector desde hace más de 5 años, y hablaron sobre las pérdidas de productores hasta ahora, los costos que tiene producir leche en Uruguay, la necesidad de mejorar el margen del negocio para que el crecimiento sea más exponencial y así revitalizar zonas en las que hoy hay fábricas cerradas.

El senador Manini dijo que recibió al presidente de la ANPL “en el marco de la recorrida que Cabildo Abierto está haciendo sobre la realidad de todos los sectores, especialmente aquellos que son los más afectados por la situación que se está viviendo” y agregó:

“Nuestra idea es ponernos dentro de la problemática que se vive hoy para conocer qué es lo que realmente necesita cada sector para sobrevivir a la crisis”

La lechería implica más de 30.000 puestos de trabajo con 2.250 productores, unos mil queseros más muchos informales que no están incluidos en estos números. Al respecto expresó el senador

“No hay dudas sobre la importancia que tiene a pesar de haber sido tan castigado por las políticas astoristas que no lo contemplaron y se fue generando un proceso de abandono de la actividad” Continuó diciendo:

“Es más fácil formar un profesional que un tambero, porque tambero se nace, es una forma de vida y una vez que abandona la actividad difícilmente vuelve, prácticamente nunca vuelve. El pequeño tambero es generalmente una empresa familiar, es una familia que cuando abandona se va a la ciudad, se va a veces a ocupar un cinturón de pobreza. Tal vez los padres puedan tirar un poco con lo producido con la venta del rodeo, pero los hijos entran en la vida sin futuro, lo que se genera en las barriadas, donde la juventud vive prácticamente sin esperanzas, sin oportunidades, no tiene ni siquiera la preparación para insertarse en algunos trabajos”.

Y concluyó:
“No se puede perder tiempo porque después que está fundido pasa a ser de un aportante del Estado con su microempresa, a ser dependiente del Estado. El Estado haría un pésimo negocio si no frena el proceso que se está dando”

Nota completa: La Mañana

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