En su audición de hoy martes por AM 770 Radio Oriental, el Senador Guido Manini Ríos comenzó refiriéndose al estado actual de la pandemia en nuestro país y dijo:
“Los contagios son exponenciales, geométricos y a partir de un descuido, de una bajada de brazos del pueblo uruguayo que se empezó a producir yo diría que a partir de setiembre del año pasado, coincidiendo con algún evento muy sonado que fue una fuente de contagios. A partir de allí comenzó una progresión geométrica que llevan a los números actuales, los cuales a todos nos genera una profunda preocupación. Una vez más nuestro reconocimiento a toda la gente vinculada a la salud” y enfatizó:
“Las medidas a seguir hoy son las de siempre: evitar los contactos innecesarios, usar el tapabocas, higiene de las manos y permanentemente cuidado y atención para evitar contagios innecesarios”.
A continuación se refirió a un nuevo aniversario de la Proclama de Mercedes, hecho histórico sucedido el 11 de abril de 1811. Y dijo:
“El entonces Tte Cnel Artigas, designado Jefe de las milicias orientales por la Junta Grande de Buenos Aires, formada en diciembre después de la caída de la Primera Junta (una Junta que ahora tenía representatividad de las provincias). Lo más importante de la proclama decía: Unión, caro compatriotas y estad seguros de la victoria. He convocado a todos los caracterizados patriotas de la campaña, y todos, todos, se ofrecen con sus personas y bienes a contribuir a la defensa de nuestra justa causa. El Prócer cuando comenzaba el levantamiento contra las fuerzas que ocupaban nuestro territorio, llamaba a la unión como principal elemento de fortaleza para poder tener posibilidades de éxito. No va a ser la última vez que los orientales al unirse logran cosas que parecían imposibles”.
“Pasaron doscientos diez años de aquella proclama. Hoy los orientales ya devenidos en uruguayos, enfrentan un enemigo diferente, que no es este virus de que tanto hablamos y pone en riesgo la vida de miles de compatriotas. Sino el peor enemigo es este estado de crispación política, de confrontación, de división y fragmentación en que se halla sumida nuestra sociedad. Todo lo cual nos debilita sin lugar a dudas a la hora de enfrentar los grandes problemas que tiene que enfrentar nuestro país” y continuó diciendo:
Se agrega también la aplicación ciega de ideologías enlatadas, distribuidas para consumir en todo el mundo occidental. Ideologías que fragmentan, que destruyen, que enfrentan al hombre con la mujer, al padre con el hijo. Que dejan al ser humano en un estado de indefensión total, inerme para enfrentarse a la vida. Y aquí no importa que estas ideologías hayan sido fraguadas o pensadas en esos mismos centros de poder acusados por los mismos que dócilmente hoy las impulsan, que acusan a esos centros a estar detrás del bando contrario y sin embargo son los principales serviles a los dictámenes de esos centros. Y a esto podemos agregar el infaltable odio y el resentimiento contra los supuestos responsables de los males que vive la sociedad, los empresarios, los productores de cuatro por cuatro, los que arriesgan, los que apuestan al país. Estos discursos de estas ideologías siempre fueron financiados generosamente por los mismos centros de poder que los originan a través de organizaciones o fundaciones con fachadas humanitarias y caritativas. Es así que la fragmentación se multiplica y va haciendo efecto en nuestra comunidad. Nos va debilitando, nos va paralizando, nos impide avanzar. Y los resultados están a la vista. Ante cualquier problema realmente grave que nos toca enfrentar como sociedad, como puede ser este de la pandemia, en vez de unirnos todos en un esfuerzo para superar la situación, surgen voces y actitudes que solo quieren rédito político, que buscan encontrar culpables, que buscan mezquinamente llevar agua para sus respectivos molinos. Creemos sinceramente que sonó la hora de mirar al país en clave de unidad, tal como lo alentaba el Prócer hace más de dos siglos. Creemos que es hora de seguir el ejemplo de nuestros antepasados que fueron capaces de dejar atrás tremendos desencuentros y sangrientos enfrentamientos y una y otra vez sellaron la paz, mirando por el interés del país antes que el suyo propio”.