IX Cumbre de las Américas y desafíos

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Entre el 8 y el 10 de junio se desarrolló la Novena Cumbre de las Américas de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Los Ángeles, Estados Unidos. En este cónclave los Jefes de Estado firmaron una declaración conjunta que marca las líneas de acción para los desafíos que se presentan a futuro en la región.

El documento, firmado el 9 de junio, es un plan de acción que versa sobre la salud y la resiliencia en América en tiempos de post pandemia. Las acciones consensuadas y planteadas en el documento firmado, deberán ejecutarse con miras a ser cumplidas para 2030.

En el primer punto del documento se hace referencia al abordaje que se debe – y los países firmantes se comprometen a hacer-en relación a los efectos de la pandemia de covid-19. La solidaridad y equidad son el horizonte teniendo en cuenta el contexto, las necesidades y las prioridades nacionales de cada uno de los países involucrados implementando la cobertura universal sin ningún tipo de discriminación pero teniendo a la vez, presentes a grupos marginados. Se deben integrar a los equipos de salud las prestaciones de salud física y mental y se debe poder evaluar y reforzar la capacidad y la resiliencia de los sistemas de salud y las cadenas de valor sanitarias a nivel nacional y regional.

En esta búsqueda de adaptación y recuperación postpandémica, es necesario tener en cuenta las dimensiones económicas, sociales, ambientales y las limitaciones para poder llevar adelante una recuperación sostenible; el espacio fiscal limitado y la carga de deuda, además de la falta de acceso a financiamiento, las dificultades de seguridad alimentaria y nutricional y la posibilidad de enfrentar los desafíos de la crisis climática en cada uno de los Estados.

Si bien hay notorias diferencias en los distintos países de América, también hay muchos desafíos en común que la pandemia de covid-19 dejó en más evidencia y para las que deben haber respuestas integrales con enfoque de género. Fortalecer la adaptabilidad de los sistemas de salud y educación, las economías y las comunidades es una acción necesaria, como la importancia de facilitar las inversiones que aumenten la infraestructura accesible, el fortalecimiento de las cadenas de suministro y compras públicas, fortalecer los mercados internacionales y aumentar la integración comercial, todo lo cual sienta las bases para el crecimiento y la prosperidad con equidad en el largo plazo.

Todos los países firmantes se comprometieron a elaborar un plan de acción que teniendo en cuenta los desafíos socioculturales, económicos y estructurales de la región de América, incluya medidas nacionales de coordinación y de cooperación internacional teniendo en cuenta los compromisos globales asumidos en cuanto a salud y resiliencia, con el propósito de seguir promoviendo el intercambio de experiencias y buenas prácticas en cuanto a políticas, normas y estándares, fortalecer la coordinación intersectorial, las estructuras institucionales y prestar la debida atención al desarrollo de la capacidad para desempeñar las funciones esenciales de salud pública y aplicar el Reglamento Sanitario Internacional.

Se busca el aumento de especialistas en las distintas áreas de salud mediante la actualización y capacitación continua con un enfoque bio-pisco-social y el robustecimiento de los programas de educación en Medicina, Salud Pública, la Nutrición e Investigación Biomédica. De la misma manera, los países firmantes tienen el objetivo de examinar los mecanismos financieros, no solo para lograr mejores financiaciones a países en desarrollo sino también para mejorar los sistemas de salud con la participación de instituciones financieras nacionales e internacionales y de los sectores públicos y privados.

Para estar preparados de la mejor manera ante una eventual nueva crisis sanitaria regional o mundial, profundizar la capacidad nacional y regional de desarrollo y producción de materias primas, productos farmacéuticos, medicamentos, vacunas seguras y efectivas, suministros médicos y otras tecnologías sanitarias, así como aumentar su asequibilidad y acceso es clave; tanto como aprovechar las herramientas digitales, el desarrollo y la aplicación de esas tecnologías, salvaguardando la privacidad en el manejo de datos personales.

Instrumentos como los sistemas nacionales de vigilancia epidemiológica, la cooperación internacional y la asistencia técnica de la OPS deben utilizarse y estar preparados al momento de abordar situaciones de brotes de enfermedades infecciosas y eventos de características epidémicas.

Siendo que las enfermedades no trasmisibles son de las principales causas de muerte en todos los países de la región, existe el firme compromiso de acelerar el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que busca reducir a un tercio la mortalidad prematura por ellas causadas.

Todos los países se adhieren al nuevo paradigma con el enfoque de “Una Salud” para prevenir, detectar rápidamente y responder a los brotes de enfermedades infecciosas, especialmente aquellas que resultan de amenazas a la salud entre los seres humanos, los animales, las plantas y el medio ambiente y transmisión vectorial, y reconocen la amenaza que representa la resistencia antimicrobiana (RAM) a la salud humana, animal, vegetal y ambiental, la inocuidad alimentaria y la seguridad alimentaria mundial. Para llevar adelante un plan de acción se cuenta con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización de los Estados Americanos y otros miembros del Grupo de Trabajo Conjunto de Cumbres, según sea necesario, y en consonancia con las iniciativas regionales en marcha.

Asimismo, es de vital importancia la participación de la sociedad civil y otros actores sociales en este tipo de cónclaves internacionales puesto que el intercambio resulta productivo para, a partir de los aportes recibidos, formular recomendaciones y propuestas relacionadas a los compromisos asumidos, a la vez que se acercan las realidades sociales de cada uno de los países y los escenarios que permiten tratar temas que van desde la inclusión social, la democracia, hasta la transformación digital, entre muchos otros.

En este marco de la Cumbre en la que Uruguay lideró junto con Perú la redacción del documento de plan de acción sobre salud y resiliencia en las Américas, se insistió en que fuera consistente con los esfuerzos que realiza la OMS y sus Estados Miembros. Se consideró prioritario proteger los logros alcanzados, trabajar en la recuperación de la pandemia de covid-19 y buscar caminos de innovación de salud, adaptativos y flexibles de manera de generar nuevos paradigmas asistenciales, utilizar más y de mejor manera el desarrollo tecnológico y la big data poblacional para tener información más precisa que sirva en la toma de decisiones al momento de determinar políticas públicas sanitarias y mecanismos de acceso a los insumos biológicos que requieran mayor cooperación y coordinación multilateral. Se necesita encaminar al mundo a la sostenibilidad y resiliencia con el propósito de que nadie quede atrás.

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